Las áreas urbanas compactas utilizan el espacio de manera más eficiente en comparación con las áreas dispersas o suburbanas. La infraestructura y los servicios como carreteras, alcantarillado y suministro de agua son más eficientes y requieren menos recursos y costos de mantenimiento. Esto significa que se puede acomodar a más personas, viviendas, servicios y actividades en un espacio relativamente pequeño, lo que reduce la presión sobre la expansión urbana hacia áreas rurales y naturales. Todo ello contribuye a la preservación de hábitats y recursos naturales.

Pueden desplazarse de manera más eficiente a pie, en bicicleta o en transporte público, lo que reduce la necesidad de utilizar automóviles privados. Esto disminuye la congestión del tráfico, las emisiones de gases de efecto invernadero y la dependencia del petróleo. Las personas tienen un acceso más fácil y rápido a una amplia gama de servicios, como tiendas, restaurantes, centros de atención médica y entretenimiento. Esto mejora la calidad de vida y reduce el tiempo y el costo asociado con los desplazamientos largos. Todo ello acarrea una mayor concentración de actividades económicas, lo que puede impulsar la innovación, la productividad y el crecimiento económico. También puede fomentar la creación de empleo y oportunidades de negocios, en un entorno que promueva la interacción fortaleciendo los lazos comunitarios y mejorando la vida social.